martes, 4 de agosto de 2015

Me gusta...

Me gusta el desarreglado estilo que tiene,
o su caminar sin titubeos,
su sensualidad simple en unos ojos negros,
su tibieza y sutileza en los detalles.

Me gusta el exceso de sinceridad en su ser,
el arraigado apego a sus demonios,
la maldita seguridad que tiene en la mirada,
la debilidad de su boca al conversar.

Me gusta el café que me prepara,
el tibio aire que suelta al suspirar,
la ventisca que libera su melena mojada,
me gusta el valle de su fertilidad.

Me gusta saber que habito en su mente,
que de repente me cuelo en su soledad,
que a veces la obliga a pensar en mí.

Me gusta pensarme preso en sus pechos transparentes,
en sus ojos de cristal,
en ese corazón latente,
en su sonrisa después de pecar.

Me gusta pensar que tal vez lo sepa,
que tal vez algún día se pueda enterar,
me gusta fingir que no me interesa,
porque sé que también lo puede disfrutar.

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