domingo, 5 de abril de 2015

Utopía.

Existe un país que nunca se visita,
ahí donde sus hijas son doncellas sin salvar,
donde un rey no usa corona,
donde el poder es respirar,
donde la fruta es rica,
donde vivir es disfrutar.

Existe un país sin ninguna virtud,
que su mayor logro es el de ser feliz,
un lugar tan inhóspito,
tan lejano,
un cementerio de buenas razones,
de buenas costumbres,
un lugar donde la lluvia moja y fecunda,
donde el sol calienta y no quema,
un lugar que rompe las paradojas de la sociedad.

Ahí hay saltimbancos que presentan las noticias,
los gorriones cantan en la radio,
las putas sonríen en las televisiones;
es un lugar en donde los ladrones están en los calabozos,
un lugar tan mágico que la corte está regida por niños,
el congreso por virtuosos y la morgue por Dios,
un lugar donde el poder es de los buenos de verdad.

Hay una ciudad que se renueva cada noche,
que muere y revive,
que sacrifica a sus hijos con el bostezo del sol,
un lugar que solo se puede ver por el aleph,
ese viejo orbe borgeniano que no te deja mirar,
es un lugar que maldijeron los sabios de la antigüedad,
un lugar en el que siempre reinara la paz, 
aquella maldicion del vivir bien,
aquel lugar que no puede morir,
que no sabe matar.

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