martes, 7 de abril de 2015

Por eso...

Tus ojos me miraban desde lejos,
esas prisiones de arreboles y sueños,
aquellos estanques del color de la esperanza,
el impostergable lugar a donde regreso.

Dentro de dos montañas nevadas caí,
eran tus senos desnudos, 
tibia caricia que me abraza, que me conforta,
el recinto de mis sentidos,el templo de tu corazón.

Con la pesadez del viento te cuelas en mi pecho,
entras y sales,
floreces y marchitas,
otoño y primavera
natividad y expiración.
guerra y paz.

De repente te veo flotando por la soledad,
por mi amado tesoro,
atravesando las pompas de jabón,
orbes tornasol que nos tragan y devuelven;
Tú, tan limpia y pura,
tan seductora y provocativa,
tan meliflua y a la vez estridente,
tal como eres.

Por eso estas aquí,
es como mi maldición bendita de tenerte,
de besarte y poseerte,
de la distancia, de la flor,
de las letras enclaustradas en esa carta,
del edén de tu corazón,
del volcán en medio de tus piernas,
de la pasión exacerbada por mi naturaleza.

Por eso estoy aquí, 
maniático de tus proezas,
con el sentimiento inefable de poderte mirar,
de tu sonrisa atrapada en mis ojos de cristal,
por eso estoy,
por no poder dejarte de amar.

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