Hay en tus ojos un brillo anormal,
como un toro galopando,
yo, parado ante ti,
estoico,
sin mover un ápice, aguanto.
Olé, me gritas desde dentro,
¡olé! y mis entrañas se te entregan,
como un tronco a la hoguera,
a tu llama de pasión,
a tu desbordada sensualidad,
a nuestro deseo.
¡Olé!
Mientras mi corazón se agita,
Gitana de mi amor,
maja repleta de duende,
sonrisa que calza una verónica eterna,
un lance que aún no acaba.
Olé y mi pecho se frena,
una faena de indulto,
de rabo, fanfarrias y arrastre,
un beso perfecto,
justo en el vértice de tus labios,
aquél lugar que te prende el alma.
Olé y mis manos tocan tu cuerpo,
Olé y el deseo se hace etereo,
Olé y mi sonrisa se expande,
Olé y me llenas de arte.
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