viernes, 20 de marzo de 2015

Libertad.

La mirada se centra en un punto lejano,
sutil huella de tu distante humanidad,
ese dejo de locura que se centra,
tú, el recuerdo de mi triste soledad.

Boca a boca fui besando el mundo,
piel a piel, el camino recorrí,
tropezando y caminando a tumbos,
fue así que el placer descubrí.

Esa adicción maldita a las cosas que lastiman,
al pasado, al recuerdo, 
a mirarme en ti,
eres, esa sensación de embriaguez,
la gravidez mortal del ser,
o no serlo,
dilema shakespereano;
verborrea eterna de un líder demagogo,
falacias que se incrustan en mi cabeza,
mariposas de las rotas que revolotean en mi mente;
también lugar donde los sueños se posan,
caderas benditas de tibio ambiente,
muslos desnudos de intensa paz,
la guerra de tu sexo,
el susurro de tu voz,
la resolana húmeda de tu corazón.

Poco a poco me quedo en ti,
en esa soledad compartida,
en mi paz compatriota,
en mi estúpido deseo de culminar,
de encumbrarme,
de salir y de volar,
de liberarme.


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