lunes, 23 de febrero de 2015

Perdido.

Me perdí en tu fría geometría,
en el deseo voraz,
en el fuego ardiente de tu pasión,
me perdí en ti.

Esos ojos cenizos que me marcaron,
aquellos que abrieron las puertas de mi infierno,
de mi deseo, de mi pasión,
de mi carnalidad mortal.

Me enamoré de ti,
diosa del inframundo,
mujer misteriosa que me volverá de si,
de la suave caricia del desdén.

Me perdí en tu humedad, 
en tus carnes eclipsadas en la pasión,
en tu sexo bendito reclamándome,
en esas aguas de vida que brotan de tus piernas,
aquellas que quiero beber.

Me perdí en ti,
en tu deseo,
en tu amor,
en tus senos desnudos,
en tu sonrisa cómplice,
en tus manos pecadoras,
en tu deseo interminable,
me perdí en mi, dentro de ti.

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