Qué le digo al viento que te nombra,
o a la disparidad de las copas de los árboles,
al eco de las montañas eternas,
o al susurro de los verdes valles.
Qué le digo al vuelo del ave,
aquél que suavemente me susurra tu nombre,
o al estrepitoso sonido del rayo,
ese que esta presente cuando tú no estás.
Qué le digo a esta ausencia que te nombra,
que me hace escribirte mientras no estás,
a esta maldita carta de amor,
que no es más que un informe de mi soledad.
Qué le digo a esta naturaleza,
que sutilmente me recuerda que ahora no estás,
que entre tú y yo existen distancia,
pero que escribiendo un puente puedo formar.
Qué le digo a todo el ambiente,
al hermoso paisaje que hoy me hace recordar,
qué le digo al canto del ave,
aquél que hasta ti puede llegar.
Qué le digo a la mujer de mi vida,
si hoy un poco lejos está,
no me queda más que esperar,
que a través de estás letras lo pueda escuchar.
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