lunes, 14 de noviembre de 2011

Memorias de un viajero.

Estaba solo, sentado en una banca de la estación de trenes, yo lo vi, no puedo negar que esa figura, que traía a mi memoria el frágil recuerdo de mi abuelo me producía un sentimiento de tristeza, pero a la vez de ternura.

Me acerque a él, aún faltaba un par de horas para que mi tren partiera, me acerque a él con la incertidumbre de saber si él podría y querría charlar con un simple estudiante que está viajando por primera vez.

-¿Está ocupado?- Pregunto casi tartamudeando y el hombre solo contesta moviendo la cabeza de un derecha a izquierda -¿Puedo?- él solo me mira y sigue leyendo su periódico, me siento a su lado, aún no sabía como desatar una charla, sacó un poco de tabaco de mi bolso, un pedazo de papel de arroz y preparo un cigarrillo, pienso muy seriamente si pedirle fuego a ese hombre, que me tiene extasiado con su aura de misticismo, me arme de valor, -Disculpe, ¿tiene fuego?- dobla el periódico, voltea la mirada y sonríe, saca una caja de cerillos muy extraña, -No son de acá, estos me los regalo un mercenario de la "legión extranjera" apostada en Libia hace como cinco años, solo que me mintió, me dijo que eran de caoba, el muy tonto no pensaba que casi conozco todas y cada unas de las maderas de nuestra madre tierra- con ese comentario quedé extasiado, no sabía como contestar y solo sonreí.

Con ese simple acto se rompió el hielo, el señor, un Conde del Reino de Navarra, había viajado por todo el mundo, buscando las historias más extravagantes de nuestro extraño globo, Don Santiago había tratado a personajes tales como el archiduque Francisco Fernando, Lenin, Rubén Darío, Einstein, Kafka, Flemin y un sin fin de personalidades fascinantes que forjaron a "Don" Santiago de Montes como aquel hombre sentado junto a mi, fumando tabaco cubano, mientras que yo volaba hasta aquellos lugares en donde el ya había estado.

Mi tren llegó, esperaba mi entrada, me tuve que despedir de mi nuevo gran amigo, esperando que algún día me escribiera, yo me dirigiría a Guadalajara, él hacia el Salvador, pero tal vez sería la primera y última vez que habláramos.

El viajero es capaz de ayudarte a viajar con sus anécdotas, sus historias, sus vivencias logran transportarte a aquellos lugares en donde él ya habían estado.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario