miércoles, 30 de noviembre de 2011

Corcel.


En la vida te puedes rodear de seres que cambien el rumbo hacia donde te diriges, seres no necesariamente de tu misma especie, en mí opinión solo puedo decirles que no existe un ser más fiel que mi noble corcel.

Las sensaciones que me provoca el montar los lomos de mi fiel amigo son únicas, el sentir como ambos corazones se funden en un solo galope no tiene explicación, el solo sentir su piel al cepillarles es como tan mágico que pareciera como si existiera una conexión entre ambas mentes difícil de explicar.

La mirada que tienen demuestran completamente lo que sienten, el verlos andar por primera vez es tan increíblemente bello que solo es superado por la postal de ver cuando arriban a esta vida, el verlos juguetear cuando pequeños es hermoso, son tan frágiles, causan tanta ternura, que es casi imposible no querer uno.

El verlos enfermos te deja intranquilo, te arranca el corazón, el verlos morir... el verlos morir es tan devastador que de solo recordarlo entristezco casi al borde de llegar de nuevo a las lágrimas, pero recuerdo aquellos momentos en donde llevaban dentro de sí una nueva vida y me alegra la existencia.

Antes de ser mi herramienta o un animal, ellos son mis amigos, son parte de mi vida, aquellos seres que mitológicamente nacieron de las espumas de los mares me han cambiado mi vida, aquellos seres que transportan magia en cada relinchido me alegran la vida.

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