viernes, 23 de septiembre de 2011

La chica del bus.

Hoy les contaré una de esas situaciones que creí solo pasaba en las películas.
Era un jueves muy normal, la rutina estaba tatuada en él como en cualquier otro día, las clases sin novedad, las aventuras con los amigos igual de increíbles como siempre, pero nada fuera de lo normal.

Me despedí de mis amigos, como es costumbre camine hacia la parada de autobús, espere a que llegará sin saber lo que pasaría a continuación.

A la esquina siguiente alguien le hizo la parada, yo moría de frío, solo con una camisa de manga corta ante el peculiar clima de mi Toluca y la verdad no le di importancia, después vi una silueta subir al camión, poco a poco la luz se disipo y logré ver un rostro muy lindo.
Seguí a esa hermosa chica con la mirada hasta que tomó su asiento, ella me miró y fue como si sus lindos ojos cafés hubieran atravesado mi ser para llegar hasta un punto recóndito de mí y robarme el aliento. Al momento me sonroje y no pude hacer más que sonreírle y voltearme, esa sensación que muy pocas personas han logrado producir en mí ella lo logró.

Seguimos cruzando miradas, fue una lástima que en el autobús hubiera muchas personas, eso me cohibió un poco, no pude acercarme a ella, aunque ese mirar tan lindo me cautivo.

El autobús se acercaba cada vez más a mi destino y yo veía cada vez más lejos la oportunidad de conocer a esa linda niña, mi desesperación crecía, mis nervios. Pero tenía que bajar de ese autobús, solo me despedí de ella con un guiño y una sonrisa más y sentí ese vacío que te deja el dejar pasar una oportunidad de conocer a una persona tan bella como lo es ella.

Hoy subí al camión con la esperanza de ver de nuevo ese rostro, esa silueta, esos ojos que me cautivaron y además convencido que si la vuelvo a ver, ahora si aprovechare esa oportunidad.
Otra vez, solo eso quiero, que se cruzará por mi destino una vez más.

Dedicado a esa hermosa chica del bus...

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