lunes, 20 de agosto de 2018

Se extingue...

Y de repente se extingue,
se acaba el fuego,
la pasión pasa a segundo plano,
la costumbre vence,
maldita...

Los besos se van haciendo menos,
las caricias se rechazan,
los roces tiernos,
las miradas se ausentan,
los candiles apagan su luz.

Así es como pasa,
la costumbre le gana al amor,
a esa estúpida idea de creer que es inmortal,
que pese a todo, el otro estará...
las mentiras piadosas.

Así es como va muriendo,
como se va acabando el amor,
enfermo de desilusión,
desolado en la pena de terminar,
sin sentido,
como este poema.

Así se extingue,
por la terquedad de uno,
por una lucha que no se hace,
por un sabor amargo,
por la derrota,
por sentir que se apostó de más.

Al final, quema igual,
quedando como un principio,
siendo dos extraños que se conocen bien,
como dos ajenos que alguna vez fueron propios,
como dos gotas de lluvia que no se funden.

Así, ni tan de repente, se extingue...

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