miércoles, 5 de noviembre de 2014

Y ahí estás...

Y ahí estás, tú, de nuevo tú,
estirándome la mano antes de saltar al vacío,
salvándome otra vez,
reconfortándome como siempre.

Eres esa paz de mi interior,
ese dulce momento en que me despojo de mí,
en el que me entrego a ti,
completo.

Dulce guerrera llena de valor,
tu tenacidad con la que sacas mis sonrisas me envuelve,
me contagia de ti,
de este mágico amor que brota de tu pecho.

Y tú, con la sutileza de la paz,
con la belleza de un paisaje nevado,
con el calor de mil soles,
me abrazas;
suave caricia que me transporta a un nuevo lugar.

Son tus ojos ese paraíso que me calma,
tus brazos el hogar de mi paciencia,
tu pecho ese mágico recital de latidos,
como punto final tus besos eternos.

Y ahí estás tú, de nuevo,
luchando junto a mí,
dándome poder,
regalándome la esperanza que me faltaba...

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