martes, 13 de enero de 2015

del otro lado del cristal...

Hay días en donde no entiend nada,
en donde los cuestinamientos invaden,
furiosos cuchillos que helan mi piel,
gélidas navajas que me atraviesan.

Del otro lado tú,
me miras con un dejo de compasión,
me ves del otro lado de un escaparate,
simplemente me ves.

Te mueves de un lado a otro,
diosa nativa de este pecho quebrado,
eres el eufemismo de mi soledad,
así sin más, la hueste de este corazón desvencijado.

Y luego tú,
terso toque de piel matinal,
amanecer intacto entre tus piernas,
lluvia y sol, guerra y paz; el amor.

Perdición maldita de los viajeros errantes,
entre ellos yo, miope peregrino de tu ser,
sublime templo del deseo que vengo a adorar.
Tú, mi diosa, mi templo y mi plegaria.

Tú, que parece que me miras del otro lado del cristal...

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